El Dr. Tabaré Vázquez es, desde el 1º de marzo de 2005, el nuevo Presidente de la República Oriental del Uruguay. Médico oncólogo de 65 años de edad, Vázquez es miembro del Partido Socialista y líder de la coalición de izquierdas Frente Amplio.
Fue Intendente de Montevideo (la capital del país) entre 1990 y 1994. Luego fue derrotado en las elecciones presidenciales de 1994 por el Dr. Julio María Sanguinetti (del Partido Colorado) y en las de 1999 por el también colorado Dr. Jorge Batlle.
Finalmente, en octubre de 2005 alcanzó la mayoría absoluta en la primera vuelta electoral, logrando el voto del 50,5 % del total de votantes uruguayos.
Comunicación política para triunfar
Entre 1996 y 1997 realicé una investigación sobre la comunicación política del Dr. Tabaré Vázquez. Tomé como objeto de estudio los textos producidos por él o con su intervención: discursos, entrevistas, informes de prensa, avisos publicitarios, actos políticos…A esta materia prima le apliqué un arsenal de herramientas interpretativas articuladas por la psicología social y la psicología de la comunicación, incluyendo instrumental propio del psicoanálisis, la semiótica y la antropología.
El resultado fue publicado con el nombre Tabaré Vázquez. Seductor de multitudes (Editorial Fin de Siglo, Montevideo, 1997). El libro se ubicó entre los cinco más vendidos de autor nacional en el área de no-ficción, agotando varias ediciones, despertando gran cantidad de repercusiones en los principales medios de prensa, radio y televisión del país, generando no pocas polémicas y hasta convirtiéndose en material de estudio a nivel universitario.
En aquel estudio señalaba que Vázquez se desmarcaba claramente del resto del elenco político uruguayo por su gran poder de comunicación, en particular por su fina sintonía para la comunicación televisiva. Explicaba que se trataba del primer político posmoderno del Uruguay, que capitalizaba como nadie la potencia simbólica de su condición de médico, que engarzaba su discurso con las raíces míticas más profundas de la población, que estaba sostenido y trabajado por un aparato publicitario de excelencia y que se basaba en una creciente estructura de poder que la izquierda venía construyendo con paciencia gramsciana desde hacía muchos años.
También analizaba el esclerosamiento comunicacional de los líderes del Partido Colorado y del Partido Nacional, aferrados a viejas formas modernas y premodernas en materia de imagen y comunicación, y dejándose llevar progresivamente por la inercia y por el alejamiento respecto a los deseos y necesidades de la sociedad.
El libro no era ni a favor ni en contra de Vázquez, sino que pretendía un análisis serio y riguroso que diera cuenta de sus características comunicacionales y psicopolíticas. Pero señalaba claramente que si los partidos adversarios de la izquierda no percibían a tiempo el enorme potencial que tenía la comunicación del Frente Amplio, si no percibían tampoco el atraso de su propia comunicación política, y si no tomaban las medidas correspondientes, entonces era muy probable que tarde o temprano el Dr. Vázquez fuera el nuevo Presidente de la República.
Comunicación política para perder
El libro es recordado, hace pocas semanas, por el Dr. Antonio Mercader (publicista del Partido Nacional y ex Ministro de Educación y Cultura del Presidente Dr. Luis Alberto Lacalle). Mercader publica una columna en el principal diario uruguayo, El País, en referencia a lo que denomina el culto a la personalidad de Tabaré Vázquez.
Según Mercader, mi libro significó el comienzo de una larga operación política destinada a ensalzar la figura de Vázquez. Inclusive más: considera que la seducción que se maneja desde el propio título no es más que un atributo que se le pretende atribuir a Vázquez sin que él realmente lo tenga.
La sorprendente operación intelectual de Mercader no es más que un síntoma revelador de la honda carencia comunicacional de los adversarios de Vázquez. Es más fácil tejer burdas teorías conspirativas que asimilar la realidad tal como es, incluyendo las propias limitaciones personales y culturales para entender ciertos fenómenos nuevos que se presentan en la sociedad uruguaya.
No se trata de compartir o rechazar las propuestas políticas del nuevo Presidente. Se trata de entender que el vazquismo y la izquierda han desarrollado una comunicación política nueva, mucho más creativa y mucho más efectiva que la comunicación política tradicional de los uruguayos. Una comunicación política más profesional, más fina, con mejor sintonía popular, más a tono con lo que ocurre en países más avanzados. En definitiva: han desarrollado una comunicación más efectiva y que logra su objetivo principal, la persuasión del votante.
Mercader solo ve en Vázquez al enemigo que le ha quitado la hegemonía a blancos y colorados. Pero no ve más allá, no ve en Vázquez las señales de una comunicación política que también tendrán que aprender colorados y blancos si es que quieren dejar de comunicar para perder y comenzar a comunicar para ganar. Porque si no lo entienden y no lo aprenden tal vez vayan a perder unas cuantas elecciones más.
Si miran hacia Brasil verán algo similar aunque en tiendas ideológicas diversas. Cuando Lula aprendió cómo comunicarse para ganar, entonces ganó. Porque lo que define las elecciones no son los programas de gobierno, ni las elucubraciones jurídico-racionales, ni el menudeo de los detalles coyunturales, ni los favores ofrecidos o prometidos al votante, ni el tener al mejor candidato o al mejor partido, ni las variables sociodemográficas duras. Lo que define las elecciones es la comunicación política.
Así de simple y así de radical: la campaña electoral es la batalla de la comunicación. Por eso, por haber ganado claramente la batalla de la comunicación, es que Tabaré Vázquez es el nuevo Presidente uruguayo.