Vean el video con atención.
El contexto es conocido: una sublevación policial en Ecuador, el Presidente Correa es agredido con una bomba de gas lacrimógeno y luego es retenido en el hospital donde recibía atención. Finalmente fue rescatado por el ejército en medio de violentos enfrentamientos armados. El país entero, así como la comunidad internacional, estuvo en vilo todo el día.
Precisiones iniciales
Lo que se analiza en este artículo es solamente la comunicación política con la que reaccionó a la crisis el primer mandatario ecuatoriano. Por lo demás, debe quedar claro lo siguiente:
- Rafael Correa es el Presidente democrático de los ecuatorianos. Fue legítimamente elegido y la única manera igualmente legítima de sustituirlo es a través del voto, en las circunstancias y las formas establecidas por la constitución y la ley de Ecuador. Todos los demás procedimientos son repudiables e ilegítimos.
- La buena o mala comunicación no significa de ninguna manera que la gestión presidencial en sí misma sea buena o mala.
- Correa demostró valentía personal a lo largo y ancho del episodio y su firmeza fue importante para sostener al gobierno democrático.
- Comunicarse bien en una grave crisis en la cual hasta la propia vida está en peligro es extraordinariamente difícil.
- Es importante aprender de los errores porque todo gobernante, tarde o temprano, atraviesa por una situación de crisis en la que debe comunicarse. La crisis podrá ser menor o mayor, pero sin dudas llegará. Siempre.
¿Cómo debe ser la comunicación de crisis de un Presidente?
- Una comunicación firme y decidida pero calma, tranquila. No puede agregar leña al fuego. No puede agregar descontrol al descontrol. No puede avivar un clima agresivo con su propia agresividad.
- Un mensaje claro en sus convicciones pero institucional. No es un político más: es el Presidente en ejercicio de su cargo. Y cuanto más dramático sea el momento más debe representar al conjunto de la sociedad (aún a quienes discrepan con él).
- Debe transmitir serenidad, estabilidad, templanza.
Lo que no debe hacer un Presidente en situación de crisis es una oratoria exaltada. Porque esa oratoria exaltada trae consigo 2 grandes riesgos. Uno para el país y otro para el propio orador.
El riesgo para el país tiene que ver con la psicología de las masas. Hay momentos en los que basta una chispa para desatar un infierno de reacciones colectivas de carácter irracional.
Y esa oratoria exaltada puede ser la señal de largada, puede ser el click para la explosión, para la violencia, para la irracionalidad colectiva.
El riesgo político para el orador puede estar en el futuro. Porque, más allá de las reacciones iniciales, puede transmitir un mensaje negativo a los ciudadanos. Un mensaje de inestabilidad enviado justo cuando la gente necesita ver líderes confiables.
Sé que la oratoria inflamada muchas veces ayuda a un rápido apoyo inicial de corto plazo. Subrayo: de corto plazo. El problema es que la vida sigue y esta ganancia inicial puede estar herida de muerte por la misma exaltación que la produjo.
Vean de nuevo el video.
Observen el gesto de Correa al aflojarse la corbata y abrirse la camisa. Observen su puño cerrado. Escuchen sus palabras y el tono de voz con el cual las lanza.
Esto es lo que un Presidente no debe hacer en materia de comunicación de crisis. Un error, sin duda alguna. Volviendo al título: una crisis es mal momento para la oratoria exaltada.