Ya adivinas que la respuesta es que no.
No.
¿Solo los políticos necesitan un consejero político?
Lo dicho: no.
También los empresarios.
Eso mismo.
Empresarios pequeños, medianos y grandes.
Inclusive muy grandes.
Un ejemplo te lo aclara mucho mejor. Por eso te voy a contar algo que viví directa y personalmente. No lo escuché ni lo leí sino que lo viví. Estuve ahí.
Hace unos 25 años me contactó una empresa multinacional interesada en contratar mis servicios de consultoría política.
Se trataba de la Compagnie Générale des Eaux, empresa creada en 1853 por decreto imperial de Napoleón III. En sus primeros tiempos la compañía se dedicaba al suministro de servicios de agua potable y saneamiento, pero ya en el siglo veinte se expandió a nivel internacional y diversificó su acción a muy diversas áreas.
¿Cuál era el problema que motivaba a esta empresa a trabajar conmigo?
Resulta que se encaminaban a gestionar el agua y el saneamiento de una ciudad turística de América Latina que tenía una población de alto poder adquisitivo. Pero esa población tenía un enorme rechazo hacia la gestión privada de tales servicios. De hecho una abrumadora mayoría exigía que fueran servicios exclusivamente estatales.
El problema era, entonces, el clima hostil que la población tenía contra la empresa antes inclusive de que desembarcara en el lugar.
Un clima hostil en lo político, en lo social y en lo cultural.
Un clima de rechazo hacia la empresa.
Como te imaginas, la política podía llegar a arruinar el negocio.
Por eso me contrataron.
Para estudiar las raíces psicológicas y políticas del rechazo. Y para que les aconsejara acciones de comunicación que pudieran revertir el clima social adverso.
Trabajé con ellos un buen tiempo.
Me gané algunos haters muy potentes, como era previsible. Ya sabes: partidarios a ultranza de los servicios estatales que me acusaron con virulencia como si fuera un criminal de guerra.
Pero esto de los haters, de los odiadores profesionales, ya viene de fábrica con la consultoría. Es parte del negocio. Siempre digo que son los encargados del marketing de nosotros los consultores.
Pero lo que importa aquí y ahora no son los haters sino que los objetivos de mi trabajo se cumplieron. Y pude contribuir a cambiar el clima político y social. Ayudé a la empresa a preparar mejor su desembarco y a mejorar su imagen en la sociedad local.
A este tipo de asuntos me refiero cuando digo que también las empresas necesitan asesoría política.
Porque la política les afecta tanto o más que a los políticos.