Los socialistas han sido protagonistas importantes de la vida política española. Y lo siguen siendo.
Pero en 2016 están en una encrucijada.
Una cruz de los caminos.
Una bifurcación.
O tal vez un laberinto.
Por un lado deben tomar decisiones políticas de gran calado. Esa clase de decisiones políticas que marcan la vida de una organización política.
Pero por otro lado están en una encrucijada en cuanto a su comunicación política.
Una visión ingenua de la comunicación política quiere creer que todo consiste en explicitar claramente las ideas del partido.
Y punto.
Apenas un pequeño maquillaje, tal vez.
Pero nada más.
Esa comunicación política naif empuja a los partidos políticos hacia el despeñadero.
Los hunde.
La comunicación política de un partido debe estar iluminada por los avances de las ciencias sociales.
Que son muchos.
Y que ayudan mucho.
El rumbo político del PSOE es discutible.
Vaya si lo es.
Vaya si lo discuten.
Pero lo indiscutible es su crisis de comunicación política con el electorado español.
Sería erróneo atribuir dicha crisis a un solo factor.
Ya sabes: policausalidad.
También sería erróneo atribuirla a una persona o pequeño grupo de personas.
Ya sabes: los procesos políticos son colectivos.
Y además sería igualmente erróneo endosar esa crisis a los más recientes despliegues de su comunicación política.
Ya sabes: todo lleva su tiempo de fermentación.
El problema es más hondo.
Tiene raíces.
Y hay que estudiarlo.
¿Entonces?
Entonces ni las mejores decisiones políticas de la coyuntura salvarán al PSOE si no encara de frente su crisis de comunicación política.
Y para eso no hay recetas fáciles.
Aunque lo resumo en una palabra: investigación.
Cuando digo investigación no me refiero a una encuesta al uso, más o menos rutinaria. Tampoco a varias reuniones a puertas cerradas donde dirigentes y militantes opinen.
Buenos procedimientos, sí. Pero no alcanzan.
Lo que digo es que el PSOE, como todo partido en una crisis de comunicación política, debería priorizar una muy completa investigación que le ayude a comprender mejor su crisis.
Tendría que realizar una ‘autopsia electoral’ de sus últimas campañas. Un verdadero CSI electoral que explique lo que se hizo mal.
Y tendría que estudiar qué ocurre en la sociedad española, cuales son los cambios que se vienen produciendo y cómo se posiciona el partido en la mente de los españoles. Para recién a partir de allí diseñar una estrategia de comunicación política a largo plazo y con bases sólidas.
Las elecciones por lo general no se ganan ni se pierden durante la campaña electoral sino durante los años inter-electorales.
No lo digo solo por el PSOE, sino por todos los partidos derrotados duramente.
Cualquier encrucijada de comunicación política comienza a resolverse con una buena investigación.
El resto suelen ser palabras y buenas intenciones.
Pero la investigación es lo que define.