¿Cuales son los procesos psicológicos que atan el vínculo entre los líderes políticos y sus seguidores?
Carlos Lazzarini y Damián Deglauve dirigen Opé, un excelente podcast sobre opinión pública y comunicación política. Parten de la base de un foco claro: opinión pública. Analizan ese foco con gran poder de síntesis, y entonces esa opinión pública podría ser simplemente OP. Y la despliegan en el atractivo formato del audio, pasando de OP a la oralidad de Opé. E invitan a reflexionar, ya en su segunda temporada, a protagonistas de ese mundo de la opinión pública y la comunicación política.
Opé forma parte del sistema de podcasts de TN, el canal Todo Noticias de Argentina. Recientemente me invitaron a reflexionar sobre la psicología del liderazgo político. Escucha a continuación el programa completo.
Si hablamos de liderazgo político tenemos que hablar de psicología
El liderazgo político es un fenómeno multicausal donde confluyen factores históricos, económicos, culturales, sociales y específicamente políticos. Pero en su esencia más íntima anida un vínculo de carácter psicológico ente líderes y seguidores.
Si nos ponemos en los zapatos del votante nos encontramos con cinco procesos psicológicos fundamentales que facilitan que ese votante coloque a un dirigente político en el lugar del líder. Son procesos escasamente racionales y escasamente conscientes pero de gran impacto sobre los comportamientos políticos.
Esos cinco procesos psicológicos son:
- Ver sus problemas reflejados en la palabra del líder. Una barrera psicológica se levanta y se interpone cuando la palabra del político solo habla de política y de abstracciones. Y esa barrera baja y hasta desaparece cuando esa palabra incluye sus dificultades específicas, las del votante.
- Percibir al líder como un espejo mejorado de sí mismo. Un muro infranqueable se levanta cuando el político es un otro, un ejemplar de otra especie, un ajeno. Pero ese muro se disuelve cuando el votante se ve a sí mismo en el líder, a sí mismo pero mejorado cualitativamente.
- Sentir un vínculo emocional con los otros seguidores del líder, con los pares. Esto permite una sensación de pertenencia a algo más grande que la propia persona del votante. Y ese sentido de pertenencia a un colectivo alivia la sensación de desamparo y debilidad propia de la condición humana.
- Sentir una conexión emocional con el líder. Esa conexión tiene que ver con una sintonía entre las necesidades psicológicas propias y las características del líder (fundamentalmente su personalidad, su estilo de comunicación y su biografía).
- Sentir y vivir el entusiasmo que le transmite el líder. Acá hay algo del orden de la empatía, de poder sentir lo que el otro siente. Una empatía de ida y vuelta: el líder es empático con el votante y éste con el líder.
Los cinco procesos psicológicos que describo no son los únicos pero son de alto impacto. Están presentes de modo desigual en cada votante y en cada líder. Además, como procesos que son, van y vienen. Se pueden atar y también se pueden desatar.
Al fin y al cabo eso es justamente la política: liderazgos que se van atando y desatando sobre un fondo rítmico hecho de problemas reales, de comunicación y de emociones.