En la Universidad de Miami, Florida, y frente a 50 millones de espectadores, George Bush y J.F. Kerry se enfrentaron en su primer debate televisivo.
El ciclo de debates fue minuciosamente reglamentado por los equipos de ambos candidatos. El resultado fue un extenso documento en el cual se establecieron fechas, lugares, temas y un extenso conjunto de detalles que abarcan desde los ángulos de las cámaras hasta la temperatura ambiente del estudio televisivo.
¿Quién ganó? Esta es la pregunta que siempre surge en estas instancias.
Observadores y periodistas norteamericanos insisten en que el vencedor fue Kerry. En efecto, el desafiante apareció como más contundente, más rápido, más preciso, más agresivo y con una argumentación más sólida.
Sin embargo las cosas no son tan sencillas.
En efecto, Bush contó con algunas ventajas.
Primero que nada su condición de Presidente de un país en guerra y altamente preocupado por su seguridad nacional. Este contexto lo favorece siempre que se traten temas bélicos, por más que su contendor pueda lucirse.
En segundo lugar, el hecho no menor de estar encabezando las encuestas. Quien tiene la obligación de ganar claramente es el desafiante, no el líder del mercado. O sea que Bush gana con el empate, e incluso con una derrota decorosa.
Y en tercer lugar, muchos analistas menosprecian el carisma de Bush frente a los ojos del público de los Estados Unidos. En su gestualidad, en su mirada, en su semisonrisa y hasta en sus vacilaciones al comenzar alguna respuesta, hay algo que seduce a un sector importante de los americanos. Kerry en cambio parece más cerebral y frío, más rígido y menos cercano que el Presidente.
Finalmente, muchos cuestionan que Bush repite incesantemente las mismas ideas y conceptos, y lo consideran una forma de pobreza argumental y hasta intelectual. Sin embargo, es posible que esa repetición de las ideas fuerza sea una virtud comunicacional que logra que las mismas hagan carne en el tele-espectador.
Primer debate, pues. Parecería que ganó Kerry, aunque la performance de Bush tal vez sea suficiente como para mantenerlo al tope de las encuestas.
El tiempo dirá.