Una canción del uruguayo Daniel Viglietti dice que un hombre se levanta, se pone la camisa, mira por la ventana y lo que ve decide la próxima mañana. No puedo imaginar nada más alejado de la estrategia política que estos versos.
¿Por qué?
Porque la canción glorifica la acción casi espontánea, la simple reacción ante los acontecimientos, la mentalidad puramente táctica de encarar el día a día sin pensar ni planificar más allá.
Claro que en política la táctica es muy importante y hay que implementarla bien. Pero no se puede confundir con la estrategia. Son cosas bien diferentes.
La estrategia usa las luces largas, mira más allá del día de hoy, evalúa realidades y también recursos, y planifica lo que harás con esos recursos. Y en política es el principal factor interviniente, muy por encima de la táctica.
Te digo más.
Una táctica brillante es incapaz de compensar una estrategia equivocada.
Pero una estrategia correcta sí que logra absorber los errores tácticos que se puedan cometer.
Digo ésto porque tengo un curso de estrategia política que es caro, que solo pongo a la venta unas pocas veces en el año y que solo conocen mis suscriptores de mi email diario. Pero además lo digo para darte un consejo:
No te dejes arrastrar por la vorágine del día a día. No quemes tu cabeza con cada nuevo episodio. No te conviertas en una máquina de reaccionar ante cada detalle que surge en las redes o en los medios.
Piensa.
Planifica.
Evalúa.
Organiza.
Decide.
Para lograr objetivos tienes que definir muy claramente dónde estás, hacia dónde vas y cómo vas a llegar allí.
Eso es estrategia.
Olvida la canción de Viglietti.
Daniel Eskibel