La estupidez humana es un poderoso vector social, económico, cultural y político.
Y sin embargo la menospreciamos.
Lo cual no deja de ser, por cierto, bastante estúpido.
El historiador Yuval Noah Harari, en su libro “21 lecciones para el siglo 21”, subtitulaba uno de sus capítulos “Nunca subestimes la estupidez humana”.
Dice el Diccionario de la RAE que la estupidez es una torpeza notable en comprender las cosas. Y es así.
Esa torpeza notable en comprender las cosas inicia guerras, hace caer presidentes, derrumba empresas, rompe alianzas, empuja a perder oportunidades, hace fracasar campañas y mucho más.
La estupidez nunca actúa sola, claro está.
Suele tener cómplices.
Otros factores intervinientes.
Siempre.
Pero ella está allí, agazapada. Esperando su oportunidad.
Hasta los mejores líderes cometen tonterías.
Los mejores. Los más racionales. Los más visionarios.
También ellos.
Por eso tienes que rodearte de gente que te advierta cuando vas a equivocarte.
Que te señale los peligros.
Que vea las cosas desde un ángulo diferente.
Que analice con objetividad.
Que te muestre opciones diferentes cuando te parece que no las hay.
Ese es mi consejo de hoy. Selecciona con lupa a quiénes te van a rodear. Y déjate aconsejar.
Luego tú decides, pero tienes que dejar que te aconseje tu gente de confianza.