La conferencia finaliza. El público aplaude tibiamente, con amabilidad y corrección. Luego se levanta de sus asientos y abandona la sala. Sale a la calle, viaja en el metro, vuelve a su casa. Mientras tanto las ideas planteadas en la conferencia también se van dispersando. Poco a poco se esfuman en la mente del público. A la mañana siguiente es muy poco lo que queda. A la semana siguiente ya no queda nada.
¿Recuerdas las escenas iniciales de ‘Misión Imposible’?
Uno de los protagonistas escuchaba un mensaje grabado. Al finalizar el mismo una voz decía: ‘esta grabación se autodestruirá en 5 segundos’. De inmediato el mensaje se hacía humo y dejaba de existir.
Así pasa en las conferencias.
El mensaje se autodestruye en muy poco tiempo.
¿Tiene sentido?
Pues no lo tiene.
La gente invierte tiempo y dinero en concurrir a una conferencia.
Y si eres el organizador, pues tienes que darle algo a cambio. Algo intangible pero perdurable.
¿Qué necesita tu partido político (o tu campaña electoral, tu empresa, tu universidad, tu organización social o cultural)?
Que cuando organiza una conferencia o seminario el público salga cambiado, distinto, renovado.
Con un foco ígneo en progreso. Un fuego creciente en su interior.
Que el público se vaya con el fuego de una idea nueva quemándole la cabeza.
Con el fuego de una novedosa conexión entre asuntos que hasta ahora se veían distantes.
Con el fuego de una mirada fresca y distinta sobre algún aspecto de la realidad.
Con el fuego del deseo de llevar a la práctica lo aprendido en la conferencia.
Por eso cuando doy una conferencia de psicología política me siento como un piromaníaco.
No me importa si el incendio mental es inmediato y estruendoso o en silencio y a largo plazo. Sí me importa provocar las llamas. Pueden verme con un micrófono, la MacBook y una pantalla. Pero en realidad estoy con un bidón de gasolina y una caja de cerillas.
No convoques a una conferencia rutinaria sobre temas de rutina abordados desde el mismo viejo ángulo conocido de siempre.
No lo hagas.
No pierdas tiempo y dinero.
Busca nuevos temas, nuevos ángulos, nuevos enfoques, nuevas imágenes.
Rompe los moldes. No seas otro ladrillo en la pared. Porque si lo eres, entonces “we don’t need no education” y es mejor que no organices ninguna conferencia.
Sí: este artículo es una promoción apenas encubierta de mis conferencias (si quieres agregar psicología política a tu evento estudia los detalles en maquiaveloyfreud.com/conferencias/).
Pero también es un consejo para tus eventos.
Para cuando organizas conferencias y seminarios de todo tipo: para formación de militantes políticos, de líderes empresariales, de especialistas en comunicación, de voceros, de equipos de campaña electoral…
Piensa en el fuego.
Ese es mi consejo: piensa en el fuego.
Si quieres una conferencia que no se evapore a la mañana siguiente, pues entonces no quieres un conferencista.
Lo que quieres es un piromaníaco.