Se derrumban las bolsas del mundo.
La noticia encabeza las portadas de los periódicos. Y los portales de internet. Y los informativos radiales y televisivos.
Luego son los analistas económicos y políticos que desmenuzan la noticia.
Y la traducen a sus posibles repercusiones en cada país.
Crisis. Ciclos económicos. Pánico bursátil. Caída de los mercados.
Y la flechita roja hacia abajo cada vez más frecuente en Bloomberg y otras cadenas.
Estados Unidos en problemas.
Europa en problemas.
Peligro.
Mientras tanto: ¿qué piensa el votante?
En realidad la pregunta está mal planteada. Porque la verdadera pregunta, la que importa, es otra:
¿Qué siente el votante?
Porque eso que siente va a ser decisivo en cuanto a su pensamiento, su acción y su voto.
Su voto, sí. ¿O creías que no lo iba a afectar el derrumbe de los mercados?
Bien. ¿Qué siente el votante en tiempos de caída de las bolsas del mundo?
Miedo. Inseguridad. Desconfianza.
Los políticos de todo el mundo deben tomar nota de estas emociones. Porque son emociones que se van a expresar al momento de votar.
¿Cómo se van a expresar? Básicamente de dos maneras diferentes:
1. Los votantes van a respaldar a quienes sientan que les dan estabilidad y seguridad. Nada de saltos al vacío.
2. Los votantes van a apoyar a quienes sientan que les dan confianza. Y la confianza no se regala ni se finge. La confianza se transmite a través de las acciones y de la comunicación no verbal.
Insisto en el gran antídoto político frente a tiempos turbulentos.
Confianza.
Más que nunca los políticos deben ser y parecer confiables. Porque en estos contextos críticos el candidato que no tenga una puntuación alta en el ítem ‘confianza’ directamente va a ser expulsado del cerebro del votante.
¿Lo digo de nuevo?
Confianza.