¿Acaso las campañas electorales se relacionan con la distribución de las cámaras de televisión en los partidos del Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010?
Piensa en la transmisión televisiva del Mundial de Fútbol. Son 29 cámaras en algunos partidos y 32 en los demás. ¡32 cámaras de televisión! Ubicadas en los más diversos lugares: en cada una de las tribunas, a ambos lados de la cancha, detrás de los arcos, colgando de un cable aéreo, sobre una grúa, a nivel del piso, corriendo sobre rieles, en un helicóptero…
Piensa lo que eso implica. Imagina la inmensa diversidad de ángulos con la que las 32 cámaras barren todo el campo de juego y sus alrededores. Seguramente que con tantos ángulos no queda ninguna zona ciega, ningún metro de cancha que no sea cubierto.
Quien ve la transmisión televisiva agradecido, por supuesto. Porque ese despliegue de cámaras enfocando los partidos desde diversos ángulos permite una comprensión infinitamente mayor de lo que está sucediendo.
Y si el espectador no es cualquiera de nosotros sino un director técnico de fútbol que debe sacar conclusiones precisas para luego tomar decisiones correctas, entonces estará doble o triplemente agradecido.
El problema de la mirada congelada
¿Te imaginas una transmisión televisiva de un partido de fútbol con una sola cámara?
Una cámara sola y solita. Quieta. Fija. Inmóvil. Tomando imágenes de un pedacito de la cancha. Imágenes que la mayor parte del tiempo seguramente no van a mostrar nada. Nothing.
Sería un aburrimiento, un bostezo interminable para el espectador. Y una pesadilla para un director técnico. Un pasaporte al fracaso si tiene que tomar decisiones a partir de esa información.
Pues bien: disponer de una única cámara (y fija, además) es uno de los principales problemas de casi todas las campañas electorales condenadas a la derrota.
Yo le llamo el problema de la mirada congelada.
El candidato y su equipo de campaña electoral
Una campaña electoral es un proceso contínuo e ininterrumpido de toma de decisiones. Lectura constante de la realidad, obtención de información precisa, buena interpretación de esa información y como resultado toma de decisiones correctas.
Pero muchas campañas padecen del problema de la mirada congelada. Son campañas en las que hay un punto de vista único a la hora de analizar la realidad política.
Muchas veces es el punto de vista excluyente y solitario del candidato. Otras el punto de vista del jefe de campaña. O de un consultor tomado como “gurú”. O de un publicista en quien se delega todo. O de un grupo de personas con similares formaciones y miradas y experiencias.
El punto de vista único reduce dramáticamente las opciones a la hora de tomar decisiones. Es la cámara quieta, mostrando siempre el mismo rinconcito de la cancha. O a veces es una cantidad de cámaras pero ubicadas todas casi en el mismo lugar, lo cual conduce a lo mismo.
El único remedio es el equipo
La solución es el equipo. Un equipo bien integrado, con cámaras enfocando la realidad desde todos los ángulos.
Un equipo que funcione como tal. Que tenga espacio para la diversidad. Que no solo tolere sino que fomente la existencia de visiones diferentes que enriquezcan la información.
Un equipo que brinde caminos alternativos para que la toma de decisiones sea más acertada.
Porque un individuo solo es como una única cámara de televisión: su perspectiva es limitada. Siempre. Por más brillante que sea.
Por eso muchas elecciones se ganan o se pierden en el momento en el cual el candidato elige qué miembros tendrá su equipo de campaña electoral.