Cierto coro mediático quiere mostrarnos que el protagonista de House of Cards es un gran estratega.
Pero no lo es.
Lo suyo es pura táctica. A veces brillante y a veces mediocre, pero pura táctica.
La estrategia corre por otro carril.
Vamos a ver.
El bueno de Frank (supongo que no tengo que explicar la ironía detrás de este comienzo de la frase), digo que el bueno de Frank tiene en la serie unos objetivos enormemente ambiciosos.
Y cree que para alcanzarlos tiene que hacer una jugada política fuerte mañana mismo. Hace esa jugada de modo implacable. Pero esa jugada provoca reacciones. Ya sabes: los otros también juegan. Entonces el tablero político se mueve y Frank reacciona al cambio con una nueva jugada de corto plazo. Y así sigue, reaccionando cada día a lo inesperado que él mismo generó.
¿Táctica? Mucha.
¿Estrategia? Poca.
En realidad te lo están diciendo desde el título: House of Cards. O sea Castillo de Naipes. Lo que Frank construye es un castillo de naipes.
Atención spoiler: al final ese castillo de naipes se desmorona.
Todos los castillos de naipes se desmoronan. Y las campañas políticas que son pura táctica son eso: castillos de naipes.
Para que tu campaña sea una fortaleza necesitas estrategia.
Allí está la piedra fundacional.
Daniel Eskibel