Hay virtudes, en la política y en la vida, que son rutilantes y que deslumbran. Sin embargo yo quiero referirme hoy a una virtud diferente.
Una virtud casi pequeña, yo diría que modesta. Una virtud en tonos de gris, muy simple y cotidiana. Una virtud que suele pasar desapercibida.
Me refiero a la constancia.
Un viejo proverbio japonés dice que algo extraordinario sucederá si alguien camina sin pausa y en línea recta hacia un mismo lugar. ¿Quieres mejor definición de la constancia que esa? Caminar sin pausa y en línea recta hacia un mismo lugar.
Una noticia fechada en Washington DC hoy martes 24 de enero de 2012 dice que este blog, que reúne algunos artículos del Newsletter de Psicociudad, ha recibido uno de los premios Victory Awards al mayor impacto online sobre la formación política del mundo de habla hispana.
La distinción tiene un carácter extraordinario y me da una inmensa alegría. Sé que algunos lectores van a atribuir el premio a un cierto estilo muy definido de escribir. Y otros a la novedad de aplicar la psicología al marketing político y la comunicación electoral. Pero nada de eso tendría valor si no fuera por la constancia.
No se trata de un artículo. Son centenares de artículos. Centenares.
¿Qué hice para lograrlo? Escribir. Con lluvia, con viento, con sol, con frío, con calor. Escribir. Cansado, fresco, dolorido, sano, alegre, triste. Escribir. Feriado, día laborable, domingo o miércoles. Escribir. Entusiasmado, enojado, con tiempo disponible, casi sin tiempo, estresado, pacífico, en mi escritorio o en una habitación de hotel de cualquier país. Pero escribir sin pausa.
O sea: caminar en línea recta en una misma dirección.
Eso espera, también, el votante. Eso quiere ver en el político.
Constancia. Perseverancia. Continuidad en el esfuerzo. Permanencia. Trabajo cotidiano.
Y un rumbo claro, definido, preciso.
Algunos creen en el valor casi mágico de un golpe político espectacular, de un spot televisivo de alto impacto o de una oratoria deslumbrante.
Pero no.
Nones.
En política no hay magia.
Hay trabajo diario, gris, cotidiano, permanente. Sin prisa pero sin pausa.
Y hay camino, rumbo, orientación. Siempre con el norte bien claro.
No tienes que volverte japonés, claro.
Alcanza con definir una meta clara y un camino simple. Y trabajar todos y cada uno de los días en esa dirección. El día menos pensado verás que llegaste a Washington. Pero descubrirás que puedes llegar mucho más lejos aún si sigues caminando en línea recta.
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Daniel Eskibel
PD: Hablando de constancia…Maquiavelo&Freud (el libro) es el producto de 30 años de investigación en psicología del votante y de experiencia práctica en campañas electorales. Lo encuentras en https://danieleskibel.com/premium/