Se llama Amigo y es parte muy importante de mi familia. Es un gato y su pelaje rayado lo vuelve invisible entre las plantas del patio. Pero además es una personita muy peculiar: le encanta el yogur de remolacha con frutilla. Así como te lo digo, sí.
No es político, claro.
Pero puede enseñarnos algo sobre política.
Sobre otras cosas también, pero ya sería otro tema. Vamos a la política.
Es simple. Lo que nos enseña es el valor de ser diferente (¡yogur de remolacha con frutilla!).
Diferente. Distinto. Personal. único. Así tienes que ser para avanzar en política. Para que te presten atención. Para que te recuerden.
No se trata de que te inventes rasgos que en realidad no tienes. No se trata de inventar, punto. Se trata de mostrar alguna de tus peculiaridades. Un rasgo, una característica, un pasatiempo, un estilo, una preferencia, algo que te muestre singular en este mundo de identidades plurales. Algo que realmente te identifique.
¿Por qué alguien podría votarte si eres apenas una fotocopia de otros mil candidatos? Es que ni siquiera tendrían un registro de tu existencia, ni siquiera eso. Por eso debes marcar tu impronta, tu perfil, eso que te diferencia y te identifica.
Tienes que decidir, pues, cual de tus peculiaridades vas a mostrar con mayor intensidad. Porque tu personalidad y tu vida cotidiana también forman parte de tu estrategia.
Daniel Eskibel