El día de las elecciones es el Día D, cuando todo se define.
Casi nadie lo sabe pero es, también, el día del reptil. De ese reptil que todos llevamos dentro.
El cerebro humano está compuesto por 3 estructuras, 3 supercomputadoras biológicas: el cerebro propiamente humano, el cerebro de mamífero y el cerebro de reptil.
Y esta última estructura, la más primitiva de todas, se vuelve muy dominante el día de las elecciones.
¿Por qué se vuelve dominante?
Porque están en juego el poder, la autoridad, el territorio, el dominio…Asuntos que son dirigidos principalmente por el cerebro de reptil.
¿Influye ésto sobre el voto?
Sí y no.
Sobre la gran mayoría de los votantes no va a influir el predominio del cerebro de reptil el Día D. Porque su voto ya está decidido y consolidado y nada lo va a alterar el último día.
Pero sí va a influir sobre quienes aún están indecisos y sobre quienes tienen una decisión de voto muy débil.
En algunos procesos electorales ya cerrados con anticipación, la influencia será no solo mínima sino prácticamente intrascendente.
Pero en procesos electorales abiertos donde las diferencias entre primero y segundo son muy estrechas…ahí sí el cerebro de reptil puede definir la elección operando el mismísimo Día D.
¿Qué es lo que en el Día D puede atraer al cerebro de reptil hacia tu candidato?
Todo lo que muestre a tu candidato con poder, con dominio, con autoridad, con territorio.
Piensa en las banderas, los carteles, los vehículos, los locales.
Piensa en los delegados electorales debidamente identificados y presentes en los lugares de votación.
Piensa en los activistas recorriendo calles, plazas, pueblos y ciudades.
Piensa en la movilización activa de los líderes de opinión y de las personas más influyentes de la comunidad.
Piensa en el candidato votando en un horario que sea bueno para la cobertura de radio y televisión.
Piensa en todo aquello que transmita la sensación de formar parte de una enorme organización con mucho poder.
El Día D es el gran día.
Es el día del reptil.
De ese reptil que llevamos disimulado bajo la piel.