Construir la propia imagen demanda mucho tiempo. Pero se puede destruir a una velocidad asombrosa.
La imagen propia es el principal capital electoral de un político. No me refiero a la imagen como aspecto externo de una persona sino como reputación. Es la imagen en el sentido de las ideas, opiniones e impresiones que el político causa en la población. Por eso una imagen dañada frecuentemente conduce hacia un fracaso electoral.
El problema es que todo político tiene que pasar tarde o temprano por el duro examen de ser atacado. Y los ataques provocan un daño en su imagen. Mayor o menor, pero daño al fin. Un daño donde influye más lo que el público percibe que la propia realidad objetiva. Un daño que solo puede anularse o minimizarse a través de una buena defensa.
A continuación te brindo algunos consejos para defenderte de los ataques políticos de la mejor manera:
- Sé prudente. Evita acciones o palabras que les puedan facilitar el ataque a tus adversarios.
- Imagina posibles escenarios de ataque en tu contra y diseña algunas líneas de acción para esas emergencias.
- Diagnostica con precisión el ataque recibido: quién te ataca, de qué te acusa exactamente, qué repercusión puede tener y qué daños te puede provocar.
- Ignora el ataque recibido solo cuando es muy débil, no tiene entidad ni credibilidad y no llega a tu público objetivo. En el resto de las situaciones es necesario responder.
- Antes de responder elige tu estrategia defensiva: o bien reduces tu responsabilidad en el acto del cual se te acusa, o bien reduces la negatividad misma del acto o bien reduces el ‘castigo’ a recibir corrigiendo el acto o disculpándote por el mismo.
- Responde por las mismas vías comunicacionales que se produjo el ataque. De esta manera evitas multiplicar su impacto con tu propia respuesta. Recuerda que si llevas tu respuesta a medios de comunicación que estaban ajenos al tema lo único que lograrás será expandir el ataque.
- Responde pensando más en tu público objetivo que en el rival que te atacó.
- Si estás en falta, siempre será mejor admitirlo rápidamente. Así podrás hacer un rápido control de daños.
- Considera que la respuesta la puedes brindar tú mismo o también un portavoz. Todo depende de las circunstancias y de la cultura política local.
- Evita las falsedades. Tarde o temprano se desmoronan como un castillo de naipes.
- Evita también las afirmaciones que sin ser falsas igualmente puedan dar lugar a réplicas y contraataques.
- Coloca el foco en los asuntos específicos involucrados en el ataque y en la defensa, sin abrir nuevos frentes de conflicto.
- Encuadra estrictamente toda tu defensa dentro del contexto general de tu estrategia política. Si para defenderte rompes tu estrategia le estarás dando un gran triunfo a quien te ataca.
- Brinda el máximo soporte informativo a cada una de las afirmaciones que hagas en tu defensa. Explica claramente razones y detalles de cada una de ellas.
- Tus respuestas deben ser simples y fáciles de comprender.
- Intenta siempre ser breve, lo más breve que sea posible en cada circunstancia.
- Si el ataque es complejo, debes desplegar los temas defensivos a lo largo de un cierto tiempo. Con aliento de verdadera campaña comunicacional.
- Menos es más. Defiéndete con menos argumentos pero que sean más fuertes.
- Mantén la calma. Evita que tus emociones interfieran con la claridad de tu mensaje defensivo.
Recuérdalo: te van a atacar. Es mejor que estés preparado para defenderte. Porque una buena defensa no solo disminuye los daños sino que además puede significar un gran salto adelante en tu reputación pública.
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