En el atardecer del lunes 1º de mayo de 2006, poco esperaban los uruguayos del habitual informativo televisivo de las 19.00 horas. Tal vez el acto de la central obrera PIT-CNT, el mensaje del Ministro de Trabajo, las imágenes del 1º de mayo en varios puntos del planeta…y poco más. El Presidente Tabaré Vázquez estaba visitando México y Estados Unidos, lo cual podía agregar algún condimento diferente.
De pronto, la frialdad de la pantalla se sacudió con la erupción volcánica de una noticia: el Uruguay abandona el MERCOSUR. El portador de la novedad era el enviado especial de Canal 10 a cubrir la gira presidencial, el jefe de informativos Nelson Fernández. La fuente era nada menos que el propio Tabaré Vázquez. Y las imágenes mostraban al Presidente y al periodista dialogando mientras la voz en off de este último daba los detalles del asunto.
La novedad corrió como un reguero de pólvora.
Ministros del gobierno Vázquez se apresuraron a negar la versión, y uno de los jerarcas de la comunicación gubernamental informó a la prensa que el Presidente no había dicho exactamente lo que había trascendido. Pero las horas corrían y diversos medios nacionales y extranjeros seguían haciendo circular la noticia. A la mañana siguiente, el tema era título de tapa en La Nación de Buenos Aires: Uruguay abandona el MERCOSUR.
El martes 2 de mayo los uruguayos fueron bombardeados por la noticia (o supuesta noticia) y por el desmentido (o supuesto desmentido) oficial. El propio Presidente Vázquez interpreta lo supuestamente dicho y lo reenmarca: se trató solo de una hipótesis que estaba manejando, pero en realidad Uruguay lo que quiere es más y mejor MERCOSUR.
Hasta aquí los hechos.
CRISIS EN LA COMUNICACION DE GOBIERNO
El episodio configuró una crisis de la comunicación gubernamental uruguaya, una súbita y aguda descompensación de la misma que generó confusión, contradicciones y desorientación, y que además fue acompañada por un fuerte marco emocional tanto en el gobierno como en la oposición, en los periodistas, las organizaciones sociales y políticas e inclusive en la propia población.
Una forma de analizar esta crisis comunicacional es investigar cómo se llegó a la misma y qué papel, qué intenciones, qué errores o qué aciertos tuvieron el Presidente, su equipo de comunicaciones, los ministros y los periodistas. Se trata de pensar desde la crisis hacia atrás en el tiempo, hacia sus causas más relevantes. Es un enfoque importante y muchos analistas uruguayos y extranjeros lo han hecho.
En este artículo, sin embargo, analizamos dicha crisis desde un ángulo diferente. En realidad intentamos pensar desde la crisis hacia adelante, hacia sus consecuencias más importantes. Lo que intentamos es comprender la crisis a partir de los efectos que el episodio tuvo sobre diferentes públicos. De esta manera podemos iluminar los hechos con una luz diferente.
MENSAJES PARA CUATRO PUBLICOS DISTINTOS
El primer nudo del asunto es determinar para quién habla Tabaré Vázquez en las actuales circunstancias de su país y de América Latina.
El diálogo con el periodista Nelson Fernández existió, eso es indudable. Pero hay que recordar que Fernández es un periodista experiente y serio, un profesional con formación y trayectoria que dirige un informativo televisivo líder de audiencia y que además es el corresponsal nada menos que de La Nación (el principal diario argentino).
Todo esto es sabido por Vázquez.
Entonces, volviendo al primer nudo: ¿para quiénes hablaba Vázquez mientras hablaba con el periodista? En realidad el Presidente uruguayo estaba hablando para cuatro públicos bien distintos. A saber:
1. La población uruguaya.
2. El gobierno de Kirchner en Argentina
3. El gobierno norteamericano de George W. Bush.
4. Formadores de opinión a nivel internacional
LA AGENDA DE OBJETIVOS
El segundo nudo del asunto es determinar cuales son los objetivos del Presidente uruguayo en relación a los públicos anteriormente señalados. Los hechos, más que los discursos, irán develando con toda seguridad que el objetivo principal es reposicionar a Uruguay en el plano internacional mientras consolida internamente la buena imagen de su gobierno.
La reinserción internacional uruguaya implica varios aspectos tanto económicos como políticos:
* libre comercio con Estados Unidos y con diversos países
* posicionamiento destacado para captar inversiones extranjeras
* alineamiento virtual con el eje Chile-México
* avance y profundización de la amistad con los Estados Unidos
* independencia de criterio frente al eje Venezuela-Cuba-Argentina-Bolivia
* posiciones de izquierda moderada en el concierto internacional
Este reposicionamiento será con MERCOSUR o sin MERCOSUR, dependiendo de la actitud del bloque regional en cuanto a tolerar u obstaculizar el proceso.
Simultáneamente, la agenda de objetivos incluye una gran operación de conquista de la opinión pública uruguaya. Esto implica culminar un fuerte movimiento hacia el centro político, ocupando espacios que otros partidos han abandonado o por lo menos descuidado, y empujando a la izquierda radical hacia los márgenes del sistema.
Tal la agenda secreta del vazquismo.
LOS MENSAJES OCULTOS
El tercer nudo del asunto consiste en desentrañar cuales fueron los mensajes que le envió Vázquez a cada uno de los públicos que le interesan. Aunque el episodio es uno solo, los mensajes son varios. Veamos:
– Antes de su reunión con el lejano gobernante del Uruguay, George W. Bush recibiría un breve memo con lo más relevante de la actualidad gubernamental de aquel pequeño país. Entre sus fuentes, seguramente estaría La Nación de Buenos Aires. Un tema que haya salido en portada de dicho periódico, seguramente llamaría la atención del equipo de comunicaciones de Bush. Y si la noticia se refiere al posible abandono del MERCOSUR por parte de uno de sus miembros fundadores, entonces tal vez la noticia se viera resaltada y subrayada en el memo que llegaria al despacho del Presidente norteamericano.
¿Cuál fue el mensaje que leyó Bush antes de entrevistarse con Vázquez? El mensaje, oculto pero claro, dice que Tabaré Vázquez se distancia de Chávez y que Uruguay se acerca más al camino chileno que al argentino. Y que postula para ser amigo comercial y político de los Estados Unidos.
– ¿Qué leyó el Presidente argentino Néstor Kirchner en la portada de La Nación del martes 2 de mayo por la mañana? Un mensaje claro y cristalino: si la Argentina continúa presionando a Uruguay, si sigue tratando de impedir la instalación de dos inmensas plantas de celulosa sobre el limítrofe Río Uruguay, y si además le complica un posible tratado de libre comercio con Estados Unidos, entonces Uruguay está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias, inclusive a irse del MERCOSUR.
El abandono uruguayo del bloque regional podría tener para Kirchner un triple saldo negativo. Por un lado el MERCOSUR podría recibir un daño simbólico, diplomático y cultural, considerando la tradición uruguaya en materia de legalidad, constitucionalidad y buenas prácticas en materia internacional. Por otro lado podria cundir un peligroso ejemplo para cierta retórica mercosuriana si dos países respetados como Chile y Uruguay llegan a demostrar que hay otra vía de desarrollo que implica la plena inserción en el mundo globalizado sin quedar prisioneros de la región. Y también podría significar una derrota política para Kirchner, una demostración práctica de que no puede imponerse a quien quiere y de que su estilo de presiones y de conflictos puede ser abierta y exitosamente desafiado.
– Los formadores de opinión a nivel internacional también recibieron su mensaje. ¿Qué les dijo Vázquez a través del diálogo con el periodista Nelson Fernández? ¿Qué leyeron en muchos lugares del mundo los funcionarios de gobierno, los funcionarios de organismos internacionales, los analistas políticos y económicos, los inversores, los periodistas y los más influyentes líderes de opinión?
El mensaje bajo la superficie fue rotundo: Uruguay comienza a recorrer el camino más elogiado y confiable a nivel internacional, el camino chileno. Por lo tanto es digno de ser observado con mucha atención e interés.
– Los uruguayos, por su parte, recibieron dos mensajes contradictorios de su gobierno. Uno decía que Uruguay se va del MERCOSUR y el otro que no se va. ¿Daña ésto la imagen del gobierno? En este caso no, ya que el Frente Amplio despliega una estrategia por la cual hace las veces tanto de gobierno como de oposición. Es ya una constante que sobre casi todos los temas de la agenda política uruguaya haya una posición frenteamplista absolutamente contradictoria con otra posición frenteamplista. Así sucede inclusive entre los propios ministros de gobierno. La historia política del Uruguay demuestra que la sociedad no sanciona a los partidos que exhiben diferencias internas pronunciadas (no solo no sanciona sino que muchas veces premia la diversidad interna, siempre que no supere ciertas cotas de agresividad en las formas de expresión).
Por lo tanto, al poner a circular los dos mensajes (me voy y no me voy), el gobierno satisface ambas tendencias primarias de quienes lo respaldan. Además construye una zona gris, un espacio de comunicación ambiguo en el que cada uno interpreta lo que desea interpretar.
Quienes desean firmeza del gobierno ante Argentina, la encuentran tanto en el anuncio de retirada del MERCOSUR como en la sola enunciación de ello como amenaza o hasta como mera hipótesis.
Quienes desean un tratado de libre comercio con Estados Unidos, encuentran ese mensaje viendo al Presidente de gira por el norte y sabiendo que la idea de romper con el acuerdo regional está siendo por lo menos pensada por el gobierno.
Y quienes desconfían o directamente no quieren un tratado así, se aferran a los desmentidos oficiales. Mientras tanto este público, el más desconfiado y reticente, es sometido a un largo proceso comunicacional con el objetivo de persuadirlo a favor del tratado con Estados Unidos y de la nueva inserción internacional del país (o, si no es posible convencerlo, por lo menos neutralizarlo y desactivar la disidencia). Es una especie de acupuntura comunicacional que va colocando las agujitas una por una, con lenta paciencia. La idea del tratado pincha apenas una y otra vez, luego llega el desmentido para aliviar el dolor, para calmar y para volver a pinchar nuevamente. El pinchazo de la idea duele cada vez menos y se va generando un acostumbramiento que va desensibilizando, que va convirtiendo la idea en algo políticamente correcto, que va invadiendo los cerebros hasta sentirse como una idea natural o como la única alternativa posible.
COMUNICACION POLITICA COMPLEJA
La ambigüedad es una marca de fábrica del complejo estilo de comunicación política de Tabaré Vázquez. Su mensaje nunca es una línea recta, sino más bien un cubo con caras muy diferentes. Su mensaje no es estático y rígido, sino móvil y cambiante. Es polisémico como la obra abierta de la que hablaba Umberto Eco. Para sus adversarios es siempre un blanco en movimiento, que nunca está donde el francotirador político espera que esté. Su mensaje no es nunca uno, simple y coherente, sino que es varios mensajes a la vez. Por eso sorprende a propios y extraños, dentro y fuera del país.
El método Vázquez sigue una secuencia precisa:
1. Primero el tiempo de la ambigüedad. El mensaje no está completo, pronto y terminado, sino que se abre a varias interpretaciones. Puede ser ambigüedad unipersonal, cuando habla Vázquez, o ambigüedad polifónica cuando sus ministros confrontan ideas entre ellos, o ambigüedad sin un sujeto emisor cuando se filtra deliberada y extraoficialmente información y luego es oficialmente relativizada. Esto convierte al gobierno y al Frente Amplio en una especie de supermercado político-ideológico donde están todas las marcas y donde cada uno elige la que prefiere.
2. Segundo el tiempo de la decantación. El mensaje circula y va definiendo sus contornos gradualmente, por aproximaciones sucesivas que se le van acercando entre marchas y contramarchas. Mientras la idea se despliega poco a poco, Vázquez le da a sus diversos públicos los tiempos necesarios para que la vayan procesando y asimilando. Al mismo tiempo va construyendo el lenguaje para describir esa idea en armonía con los pre-juicios de los receptores de la misma.
3. Tercero el tiempo de la repetición. Cuando ya hay una masa crítica de aceptación de la idea por parte de los receptores y un lenguaje eficaz para transmitirla, entonces viene la repetición incesante. Ministros, legisladores, dirigentes partidarios, militantes…todos comienzan con naturalidad a repetir y repetir la idea en todos los ámbitos. Como la gota de agua que horada la piedra.
4. Cuarto el tiempo de lo políticamente correcto. La idea ya no se discute, es considerada lógica y natural, casi obvia, como si siempre hubiera estado allí y como si hubiera sido sostenida desde siempre. Es más: resulta extraño, negativo y hasta intolerable que alguien la cuestione. Es tan evidente como la redondez de la tierra. La idea ha llegado a la tierra prometida, a ese jardín del Edén conocido como lo políticamente correcto. Y parece que fuera a quedarse allí por siempre, aunque sabemos que tarde o temprano será expulsada del paraíso por una idea nueva que comenzará su andar desde el principio, desde el tiempo de la ambigüedad.
En este caso, la crisis en la comunicación de gobierno existió. Pero los mensajes llegaron a quiénes el Presidente uruguayo quería que llegaran. Los chinos representan las crisis con dos ideogramas: uno significa peligro pero el otro significa oportunidad. Tabaré Vázquez sabe bien ésto y juega al filo de la navaja. Juega sus fichas y arriesga.
Se puede decir, también, que arriesga mucho en cada una de estas movidas. Tal vez demasiado. Porque alguna de estas operaciones políticas puede fallar, o porque los periodistas o los receptores se pueden cansar, o porque sus compañeros de gobierno o de partido pueden llegar a cometer un error irreparable, o porque cualquiera de las crisis comunicacionales que genera pueden salirse de sus carriles, o porque la oposición puede aprender a combatirlo, o porque el mecanismo simplemente puede desgastarse y empezar a chirriar.
Pero observando la comunicación política del Presidente uruguayo percibimos que adopta precauciones importantes para minimizar los riesgos. Algunas de esas precauciones, por ejemplo, consisten en disminuir su exposición pública, saber cuando debe salir de escena, no brindar declaraciones a periodistas que considera hostiles, brindar entrevistas en momentos clave a periodistas que considera amigos, dejar hablar a sus ministros aunque se contradigan y se equivoquen, no intervenir en temas fuertes en los que puede quedar mal parado, explotar a fondo su carisma y su comprensión de la psicología política de los uruguayos, y escudarse en el personaje mediático ‘Tabaré’ que ha sido paciente e inteligentemente construído durante más de 15 años…
A comienzos de mayo, el gobierno uruguayo tuvo una nueva crisis en su comunicación. El Presidente Vázquez volvió a arriesgar y volvió a ganar. Habrá nuevas crisis similares en su estructura a lo largo del año. ¿Podrá Tabaré Vázquez seguir ganando sus arriesgadas apuestas?