Amenazas y oportunidades para el Partido Colorado
En Uruguay todos hablan del favorito (Tabaré Vázquez) y de su competidor (Jorge Larrañaga). Hablemos, pues, del Partido Colorado.
Desentrañar lo que ocurre con el viejo partido fundacional uruguayo demandaría un muy buen manual de Psicología Política.
Algunos se preguntarán con cierto asombro: ¿psicología política? Y sí, respondo que sí, que solo una disciplina como la Psicología Política podría intentar explicar lo que le está ocurriendo al Partido Colorado con respecto a los uruguayos y a los uruguayos con respecto al Partido Colorado.
Los hechos marcan que los colorados están, al día de hoy, fuera de la competencia por la Presidencia de la República. Todas las encuestas ubican a su candidato, el escribano Guillermo Stirling, en un lejano tercer lugar. Y nadie le asigna chance de crecer y de acercarse siquiera a los punteros.
También los hechos marcan que hasta hace varios meses el mismo Stirling era Ministro del Interior y las encuestas lo mostraban con un alto nivel de popularidad entre la población.
¿Y entonces? ¿Cómo se explica su gran popularidad como ministro y su bajísima aceptación como candidato?
Veamos algunas posibles explicaciones:
1) No es lo mismo ser ministro que ser candidato a la Presidencia. Queda la sensación de que el Partido Colorado no evaluó en profundidad esta diferencia (por ejemplo, debería haberse realizado un delicado estudio de opinión pública que incluyera encuestas, entrevistas en profundidad y focus groups).
2) El Partido Colorado vive una profunda crisis de comunicación con los uruguayos. Muy profunda y que se viene perfilando desde hace varios años (sobre ésto voy a referirme más en detalle en un próximo artículo).
3) En este año 2004 los colorados han cometido varios errores tácticos importantes:
un candidato presidencial nominado en soledad por dos líderes, carencia de competencia en las elecciones internas, total desaprovechamiento de las internas para la tarea de posicionar públicamente al candidato, ausencia de “imagen de marca” de Stirling (opacado por los líderes tradicionales del Partido como Jorge Batlle y Julio María Sanguinetti), planteo publicitario muy malo, desplazamiento de uno de los hombres más prestigiosos del coloradismo (el ex Ministro de Economía Alejandro Atchugarry), protagonismo equivocado del Presidente Batlle y duras luchas internas entre fracciones.
Así es que el Partido Colorado llega a las elecciones nacionales con la amenaza de sufrir la peor derrota de su historia. Inclusive algún politólogo ha llegado a pronosticar su eventual desaparición de la escena política. Tal lo afirmado por el Presidente de Equipos Mori, Dr. César Aguiar, en una afirmación muy audaz y seguramente apresurada, pero que de todos modos alerta respecto a una tendencia que podría aparecer en el horizonte.
También podría tener algunas oportunidades, si es que sabe aprovechar el poco tiempo que le queda antes de las elecciones de octubre. La oportunidad mayor es que los dos adversarios, Vázquez y Larrañaga, juegan en el sector de centroizquierda del tablero político. Y por lo tanto queda libre, completamente libre, todo el espacio de la centroderecha.
Si el Partido Colorado lograra sacudirse y generar una fuerte campaña de centroderecha, polarizando con el Frente Amplio al estilo Sanguinetti, tal vez podría minimizar los daños y replegarse más entero y con mayores chances de reposicionarse rápidamente.